domingo, 9 de febrero de 2014

LAS DOS MÁS GRANDES UTOPIAS: LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y LIBRE ALBEDRÍO


El ser humano a diario grita y realiza campañas para defender la libertad, pero cabe preguntar ¿Cuál libertad? O mejor ¿Qué considera como libertad?, y a grandes rasgos argumentan, eso sí son capaces de argumentar, que la libertad es hacer lo que se quiera hacer, es comprar lo que se quiera comprar, comer lo que se quiera comer, elegir qué sistema de gobierno tener, entre otros miles de ejemplo; si, ejemplos no argumentos, colocando como único límite la tan trillada “mi libertad o derechos terminan donde comienza la del otro”. Ahora, vale resaltar que la libertad no es el querer hacer algo o que se le permita expresar o escoger una u otra cosa, ni como afirma el cristianismo que la verdadera libertad consiste no en elegir entre el bien o el mal sino en elegir siempre el bien, ya suena a imposición, vamos ahora a la sociedad que afirma: hago lo que quiero con mi vida soy libre de expresarme de elegir lo que quiero, pero para poder abortar necesita un permiso legal de aprobación por parte del poder legislativo, igual para unirse homosexualmente o para portar alguna sustancia denominada como droga se necesitan leyes especiales, o para salir y entrar a un país que no sea el de origen debe tramitar una serie de recaudos, ¿no somos acaso ciudadanos del mundo sólo por el simple hecho de nacer en él?. Ahora, según esas consignas del querer pregunto: ¿ser libre, acaso, no es hacer con mi cuerpo y mis ideas lo que quiera sin atacar al otro? Pues ya con estos ejemplos se observa que eso no es libertad.
Pero esta expresión de libertad para congraciarse por un lado con los religiosos y por otro por el otro con los ignorantes que ostentan el “poder político”, le han dado un tilde de sumisión y de adormecimiento disfrazado de “libertad” para sumir al común en sueños utópicos y eternos, siendo para aquellos el libre albedrío y para estos la libertad de expresión.
Con el libre albedrío ocurre una de las contradicciones más elegantes, debido al planteamiento que lo formula y por el otro lado, el genio de la razón que deja desnuda la elegancia de palabras y muestra las vergüenzas de la fe, vale recalcar que pena haber defendido este planteamiento. Es tan dispar y pintoresco que detrás de esta expresión de libre albedrío, se afirma que se cuenta con toda la libertad de actuar conforme a la conciencia y a la voluntad del Todopoderoso que permite obrar con suma libertad, pero luego escuchamos en los pulpitos que “hasta los cabellos de la cabeza están contados”, dichosos los calvos por lo menos se salvan de tener vigilada la cabeza, o que los designios de Dios para cada ser humano son inescrutables o que desde el vientre de la madre lo escogió, tal cual gran hermano que está pendiente de cada una de las acciones que van hacer y que están concebidas desde antes de que comience el programa, ahora, ¿existe libertad en el destino?, supongamos que eso es libertad ¿se llega a diferenciar en algo a lo expuesto al principio, a que en la sociedad se vive apegado a la decisión de los diferentes legisladores, de los diferentes tiempos de las naciones? Por eso, es que me atreví a afirmar que la razón desnuda y deja al descubierto las vergüenzas de la fe, porque sencillamente si admitimos un destinos o que los designios ya están escritos, pues lamento contradecir al filósofo que afirmo que “Dios no es un dios titiritero” porque sencillamente los títeres y los actores son los que tienen un libreto escrito, yo no paso a creer que tan grande que es la mente humana se pueda limitar a moverse como le mande a actuar, o por lo menos no la mente de los que razonan a conciencia y lejos de los dogmas.
Pero esa es una contradicción sin importancia al lado de la siguiente: si ese libre albedrío que me deja actuar como quiero pero hasta los pelos me los tiene contado el “fantasma divino”, maliciosamente se puede pensar que dicho “fantasma divino” promueve la guerra, la hambruna y la violencia, ¡uy! ni lo podemos imaginar dogmáticamente pero si racionalmente, apliquemos lógica de carrera de filosofía o sea la elemental de 12 clases y eso con fortuna que el pedante no llegara a faltar: premisa mayor: el “fantasma divino” sabe todo lo que va a pasar porque sin su consentimiento nada pasa; premisa menor: los hombres quienes son obra del fantasma divino son causantes de la guerra, el hambre y la violencia; luego: el “fantasma divino” es el causante de la guerra, el hambre y la violencia; acá queda esto, racionalmente se sustenta y no traiciona la lógica aristotélica ni la razonable de causa-efecto. Por tanto, el libre albedrío además de permitir actuar con plena libertad al hombre, es pre destinatario porque conoce el actuar y el pensar antes de que ocurra ¿no es esto un ataque al principio de no contradicción?, vale saldrá quien diga que es cosa de fe y de pajaritos preñadores perdón preñados, pero si me lo van a vender como libertad ya la fe está de más.
Ahora, ya saliendo de ese enredo de hombre libre pero con un guión pre-establecido, viene la libertad de expresión no menos tortuosa para abordar, pero por lo menos con esta no tienen una salida por la tangente porque carece de metafísica. Me decían un día cuando afirme ante un grupo que la libertad de expresión es un invento de los espíritus ilustrados para combatir las persecuciones religiosas, si porque ellos persiguen, y los ataques a la Enciclopedia de Rousseau y compañía donde pedían que se respetara la manera de pensar, con tal con el pensamiento enciclopédico físicamente nadie salía herido económicamente si las limosnas dominicales se veían mermadas, pero que como cosa rara los “políticos” la tomaron con su boca sin cepillar desde hace años y la agregaron a la declaración universal de los derechos humanos, a esto me replico alguien con su buena voluntad, que los derechos humanos eran necesarios para regir algunas realidades y más importante aún, que la libertad de expresión es el derecho por antonomasia, a lo que conteste no respetemos la vida para que vea como se queda sin a quien contarle esa “idea brillante” que propone. Con esto, se quiere llegar a que si es verdad la libertad de expresión es necesaria, se debe respetar lo que cada quien tenga a bien defender y proponer y se le debe apoyar o refutar con respeto, porque Stuart Mill defendía con la libertad de expresión permitía empujar a los argumentos de sus límites lógicos y no como se contamina todo desde los límites de la vergüenza social, que es el plano moral.
La libertad de expresión, es más que un simple pararse y proferir amenazas, argumentos desfasados, imponer ideas o decir idioteces y que nadie le pregunte de donde es tan idiota, sino que es un exponer ideas de manera sustentadas y debatibles, porque con tal esa idea libertad la acuñaron los Ilustrados, porque hasta el momento nadie con cuatros dedos de frente ha desvirtuado el avance que dieron los Ilustrados a la libertad y consolidación de los derechos de todos, pero lo hacían debatiendo y exponiendo su pellejo con ideas firmes. Pero el problema de ahora, es que se dice todo es relativo yo opino lo que quiera, y ahí está el problema en exponer lo que se quiere, ya que el querer es sentimiento que se debe adecuar junto la razón para que salga un argumento sólido y no volitivo, ahora quien quiera salir a decir sandeces volitivas que se atenga a la consecuencia de ser refutado sólidamente y no salir al final, con un argumento dogmático de “que es mi verdad y punto”, porque va camino a fundar una religión de su idea, porque aquí es donde falla los derechos humanos y es que toda opinión se puede atacar siempre y cuando no se menos cabe a quien expresa su punto de vista, pero siempre el que habla volitivamente culmina atacando a la persona con que discute, ya que no tiene argumentos sólidos y racionales. Si nos orientamos desde los Ilustrados expresémonos pero refutemos o ¿Creen que la Enciclopedia fue dar puntos volitivos de vista? En fin, la libertad de expresión es proponer ideas pero saber que humanísticamente existe la dialéctica de debatir, refutar y argumentar, salvaguardando a quien habla mas no a la opinión.
Viendo estas dos formas de libertad, la primera desde antiguo condenada a su fracaso y la segunda mal interpretada, y como cosa rara perdiendo en los años su origen, son falacias de la libertad, que conllevan al servilismo y a la condena primero de la felicidad y del libre pensar hacia una deidad, que según Hegel y Nietzsche “¡ha muerto!” y según este último en boca de Zaratustra “necesita tiempo para ser oído, así como el relámpago necesita tiempo para ser visto”; y una segunda visión, que se ha mal interpretado hasta convertirse en el escudo de quienes quieren hablar sin pensar y al final, ser celebrados sin que nadie que razone les ponga en claro lo volitivo de lo que dice, ambas son necesarias porque tanto de una como de otra se ha de ver como no se ha de argumentar y más aún, detectando esas paredes negras se puede tender al rescate de las Humanidades que tanto hace falta en la Educación.
Una libertad debe estar pensada y formada desde la capacidad de pensar y argumentar abiertamente y con alas en la mente, más no reflejada desde las acciones que se realizan, porque sin temor a equivocarme personas en gobiernos dictatoriales o que se encuentran en las cárceles son tan auténticamente libres que así vivan coaccionado su libre tránsito o su “libertad física”, como si ser necesaria una visa ya no nos encarcela a un país, logran con esa verdadera libertad de la mente hacer más que quien está a diario “libre”, porque hace lo que quiere; ya para finalizar dos ejemplos el primero lo llamarían “bueno” y es el de Mandela y su libertad de dirigir su destino estando tras la rejas y recluido totalmente del “mundo libre”; y un segundo “el malo” Adolf Hitler, que también desde su prisión física formulo su obra “mi lucha” que fue la biblia del movimiento NAZI, preguntémonos cada uno: ¿Mi mente es libre de pensar diferente así este bajo opresores o está encarcelada, por el querer o el creer que oprimen el pensar y afirma apoyar el actuar?

P.D: Este texto contiene una gran parte volitiva pero ampliamente argumentativa y racional, por qué de que sirve una filosofía sin la carga subjetiva del autor.
Luis Gustavo Zambrano
Bohemio del XXI

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