domingo, 29 de septiembre de 2013

Tres aproximaciones a la Postmodernidad

El término postmodernidad, según Fantoni (2009) en su obra Modernidad, postmodernidad y moral, es “utilizado quizá por primera vez en 1917 por el filósofo alemán Rudolf Pannwitz” (p. 18). Este autor presenta a su vez, tres visiones sobre cuál fue el momento en que se inicia esta condición postmoderna, la primera de estas visiones es la que propone J. B. Heller en la que “sostiene que la generación de los postmodernos es la tercera generación entre las que se sucedieron en el período de posguerra, la existencialista y la de la alienación que se agotó en su desilusión en 1968” (Fantoni, p. 18), enmarcándola en un lapso de tiempo bastante convulso de los años 50 y 60; una segunda visión de un la toma de un reconocido autor postmoderno “Jean F. Lyotard hace comenzar la postmodernidad en los años cincuenta, que en Europa marcan el fin de la reconstrucción. Sin embargo, el mismo autor hace coincidir el nacimiento de lo posmoderno con el acontecimiento de Auschwitz” (p. 18), en el libro la postmodernidad explicada a los niños Lyotard expone que “en Auschwitz, se destruyó físicamente a un soberano moderno: se destruyó a todo un pueblo. Hubo una intención, se ensayó destruirlo. Se trata del crimen que abre la posmodernidad, crimen de lesa soberanía” (Lyotard, 1996, citado por Fantoni, 2009, p. 31), marcando el inicio de la postmodernidad con un crimen a la misma humanidad, siguiendo la tradición de que los periodos históricos nacen después de un gran acontecimiento en el que la humanidad o una cierta parte de la misma se ve amenazada.

Y una tercera visión, que es compartida y que va en consonancia con la visión de la presente investigación, en la “Gianni Vattimo indica el momento simbólico del cambio de época con la destrucción nihilista que se cumple con Nietzsche en Humano, demasiado humano, Jürgen Habermas sostiene una posición análoga” (Fantoni, 2009, p. 18), la cual se puede observar como el antecedente intelectual del cual nace este fenómeno o condición postmoderna.
Son tres visiones bastante acertadas desde el punto que se enfoca, la primera enmarcada en la rebeldía social, seguida de la segunda guerra mundial; la segunda, es la que se enfoca después del gran crimen por parte de los nazis en los campos de concentración, especialmente el de Auschwitz; y una tercera postura, propuesta formulada desde la obra Nietzsche que es la fundamentación teórico-filosófica de la postmodernidad.

Existe un gran debate sobre si la postmodernidad, es una época histórica diferente a la modernidad, si es un movimiento dentro de la modernidad o si es una condición de vida. Según el ensayo del block “Geógrafo Subjetivo” la Postmodernidad, “no es un tiempo concreto ni de la historia ni del pensamiento, sino que es una condición humana determinada, como insinúa Lyotard” (p. 1), exponiendo claramente que es una manera de vivir determinada que mueve a la vida activa. Continúa el ensayista “la condición postmoderna en sus líneas fundamentales, trata de describir la circunstancia existencial básica de los seres humanos occidentales de finales del siglo XX e inicios del siglo XXI, de la que extraerá consecuencias que considera valiosas para el pensamiento” (p. 1), es un momento de la historia con características peculiares que dan origen a la formulación de pensamiento desde las condiciones de vida determinadas.
Luis Gustavo Zambrano
Bohemio del XXI

domingo, 22 de septiembre de 2013

La Supermodernidad: ¡La Postmodernidad ha muero!

(Tomado mi trabajo de grado, capítulo IV)
Este término, es utilizado por Paniagua (2010) en su ensayo ¡La Postmodernidad ha muerto!, este escritor tasa el fin de la postmodernidad con la liberación total de la economía, que se impone al comunismo fracasado. Este fin de la postmodernidad se enmarca “con el fin de la Era Soviética y la caída simbólica, en 1989, del muro de Berlín” (p. 4). Junto con este acontecimiento, coloca la globalización como punto de partida de la Supermodernidad, y define la globalización como “la mundialización del liberalismo económico como modelo” (p. 4), y es fechado en 1989, con la caída del muro de Berlín. Otro punto característico, es el surgimiento del Internet. Para Paniagua (2010), con el Internet se “expande la fronteras de la comunicación y la información de manera prodigiosa, algo totalmente inédito en la historia de la humanidad y como sigue de la nueva Época Supermoderna” (p. 4), esta implementación tan vertiginosa se da en el año 1992.
Paniagua (2010), ve que la Postmodernidad está influida en su desarrollo por la tecnología y las tendencias consumistas ambas diferenciadas entre sí, pero que en la Supermodernidad “lo está bajo el consumismo exacerbado y la alta tecnología… ya la relación del humano con la tecnología es distinta, pues su dependencia pasa a formar parte de su manera de vivir como algo imprescindible” (p. 4) o lo que es lo mismo, la vida es regida por la telefonía móvil, computadores, video juegos…

Características
1. La Supermodernidad se identifica por la “simulación que supone los presuntos valores beneficiarios del liberalismo económico, las dictaduras disfrazadas como democracia, el respeto de los derechos humanos a conveniencia, y sí, que sí, la lógica tecnocientífica” (Paniagua, 2010, p. 5), es decir se basa en una hipocresía con la que se disfraza la realidad socio-económica según la conveniencia de unos pocos sobre las libertades de la mayoría.
2. El individuo se ve alienado por el sistema político-económico, “es la cultura del consumismo exacerbado y de la imagen que se desprende de lo material, del tanto tienes vales” (p. 5)
3. Tras la caída del muro de Berlín y la caída del sistema comunista, el mundo se volvió a dividir “esta vez, en los bloques con una manera totalmente distinta de entender la realidad, y bajo el influjo de tradiciones marcadas por los mandatos dominantes” (p. 5). Esta nueva división se encuentra marcada por el sentir religioso y por ende, ultraconservadores regidas por “los cultos monoteístas, cuyos dioses fueron inventados por los hombres, para dar sustento y respuesta a las incógnitas sobre la existencia” (p. 5) y no solo para dar respuestas irracionales, sino que “sólo han servido para generar violencia y promover lo contrario de lo que la lógica se desprende de los atributos que debería tener la divinidad” (p. 5), esto lo Nietzsche lo denomina como la compasión que es el peor mal de los débiles moralistas.
Estos dos bloques son el “islamismo intransigente, esquizofrénico, se vale de la violencia para alejarse de cualquier valor que pudiera ser avalado por un dios verdadero” (Paniagua, 2010, p. 5) y la Iglesia Católica que desde tiempos pasados ha utilizado esos mismos métodos.
Por tanto, los hilos que mueven a la Supermodernidad son: “la falta de valores, la simulación, la alienación del individuo por el poder y por el sistema económico consumista, la adicción tecnológica y esquizofrenia religiosa, son los valores de una nueva Época Supermoderna sumida en la banalidad” (p. 6). Ante esto, Paniagua (2010) seguramente siguiendo al espíritu Nietzscheano del Superhombre que restablece los valores y dicta lo que es necesario, habla que “habrá que esperar… el nacimiento del hombre Posthumano, ése que vivirá en paz en este planeta tras el derrumbe de la actual Humanidad” (p. 6).

En definitiva, la actualidad del Siglo XXI se encuentra enmarcada en la condición Postmoderna aunque existan voces que proclamen una nueva era basada en la economía y la tecnología. Esta se encuentra enmarcada en la postmodernidad, porque aunque es verdad que se encuentran las religiones aflorando y marcando los cursos tanto de Oriente como Occidente, no es menos cierto que la individualidad impera ante los constructos religiosos, políticos, económicos y sociales, y se mantiene ante todo, la característica principal de la condición Postmoderna, que es la de la interpretación subjetiva de la realidad que dan ocasión a los microrrelatos, que se reflejan en cuantas verdades como realidades existan, esto absorbe el uso de la tecnología y al consumismo porque siempre van orientados a complacer la manera propia de pensar y de sentirse.
Luis Gustavo Zambrano
Bohemio del XXI

domingo, 15 de septiembre de 2013

La realidad política Latinoamericana a la luz de Dussel

Al momento de América lograr la independencia del dominio europeo, adopta los ideales de Rousseau, Montesquieu, Voltaire, entre otros, quienes planteaban los principios democráticos. Pero a su vez, en Latinoamérica no se han asentado totalmente estos principios, en su gran mayoría por la inconformidad del pueblo sobre los gobernantes, apoyando constantemente a caudillos que plantean cambios; quienes al momento de tomar el poder político bien sea por la vía electoral o por la vía de las armas, someten luego al pueblo a la dictadura o a regímenes absolutistas. Esta ha sido la constante de los pueblos de Latinoamérica en los últimos 3 siglos. En la actualidad se observa, cómo han surgido nuevos caudillos llenos de un pseudo-sentimentalismo por los ideales del pueblo, quienes han asumido el poder político por medio de elecciones y en gran medida por su discurso “populístico”. Estos caudillos tienen en común la búsqueda del florecimiento del socialismo, pero con la particularidad que no es por las armas sino por la revolución. Cabe mencionar, que esto ya ocurrido en el mundo y no ha dejado un gran avance en la consolidación social.
Desde esta postura, los caudillos pretenden demostrar que todo lo anterior no ha servido y han comenzado a cambiar las constituciones, leyes y los principios políticos, dichos cambios, le dan mayor poder al gobierno minorizando así el poder del pueblo, que es en teoría democrática quien regula la actividad del gobierno.
A mediados de 1970, surge en Latinoamérica la filosofía de la liberación, la cual hace un llamado preferencial por los más pobres e invita a los gobiernos a tomar dicha preferencia, tanto así que han fomentado tesis en las cuales, proponen al Estado como llevar sus gobiernos.
En este punto sobresale Enrique Dussel, quien es uno de los fundadores y el máximo representante en cuanto a la fundamentación de estas tesis políticas. Él plantea una filosofía política de la liberación en torno a 20 tesis en las cuales, presenta las directrices que deben regir los ideales y las actividades de los políticos, en dichas tesis muestra su acentuado interés por una reestructuración de la democracia, que para él es el mejor régimen político, aunque se encuentra contaminado por el totalitarismo.
En las primeras tesis, habla sobre la relación que existe entre el Estado y el Pueblo, y como ambos deben desarrollar el poder obediencial cada uno desde su ámbito; el Estado obedeciendo la voluntad mayoritaria y beneficiosa del pueblo y, a su vez, el pueblo obedeciendo las leyes y normas que ayudarán a la integración del binomio: Estado-pueblo. Al ir proponiendo las demás tesis, va dando los planes de acción o estratégicos que han de regir dicho cambio, hablando sobre la producción de la vida humana, que no es otra cosa que ver como la sociedad necesita ser orientada para poder persevera la vida, basándola en su postulado de ética da la liberación, la cual es el desarrollo de una ética con principios normativos universales, que se han de enmarcar en la política y en la vida, a su vez ligado a la legitimidad de concordancia en la democracia.
Al proponer la democracia como el principio político, afirma que ésta plantea una interrelación de los sujetos que tratan asuntos comunes, pero que lo negativo de la democracia se basa en las decisiones imperfectas que se toman, ya que generan resultados desfavorables; enmarca como hace toda la filosofía de la liberación, su interés en el pueblo y especialmente en el populismo, ya que ve a los movimientos populares como fuente de ayuda en la búsqueda de cambios. Para dichos cambios enumera dos principios: los políticos y los movimientos sociales:

1. El lugar del liderazgo: se debe dar importancia a la persona que se encuentra al frente del partido, ya que dependiendo de cómo este formado éticamente ayudará a la formación de propuestas positivas y negativas y, a su vez, sabrá guiar a las personas que lo siguen en sus convicciones. Como ya se ha enmarcado anteriormente, el político por vocación, es al que le duele las injusticias hechas al pueblo y propone una forma justa de actuar, esta característica también debe poseerla el líder del partido quien debe buscar y proponer cambios para la mejora de la sociedad y poder así lograr un crecimiento social en la población. No busca los propios intereses sino lo de los demás.
Este principio en nuestra sociedad se encuentra gravemente descuidado, ya que los líderes de los movimientos que no están a favor del gobierno, lo que producen en su mayoría, son conflictos y no soluciones o por el contrario, los movimientos afines al gobierno no escuchan ni aceptan propuestas opositoras.

2. Las formas de organización: en el momento de organizar o de crear los partidos políticos no se han de fundamentar radicalmente en posturas, sino que se debe afianzar en ideales y al mismo tiempo, dejar espacios al dialogo porque partiendo de esto se podrá llegar a reconocer los propios errores y los aciertos de los demás, no se han de cuadricular solo en un aspecto de la sociedad, sino en la colaboración y ayuda para lograr soluciones a los problemas sociales.
En las organizaciones políticas no debe dogmatizarse a los partidarios, sino abrirles sus fronteras y mentalidades para aceptar todos los cambios que se den a favor de la sociedad. Deben ser siempre presentados como una delegación del poder político, ya que al existir garantizarán tener siempre una variedad de personas, para poder así escoger al que se considere más idóneo.

Al observar estos dos elementos, se puede analizar como el fin partidista no es criticar a los que ejercen el poder político, sino por el contrario que los ayuden a ejercer un gobierno equilibrado en la sociedad. A su vez, se ha de descartar la realidad actual de Latinoamérica, donde se maneja un lenguaje acentuadamente bélico al momento de referirse a la introducción de algún cambio, manejando en todo momento las palabras “revolución” y “contra-revolución”, esta última matizada con progreso. La palabra revolución, se define como “un cambio radical en aspecto económico, social, cultural o político”, siendo este su sentido en el papel, pero en el momento de actuar y en el discurso político de la actualidad latinoamericana, es un cambio radical, fomentado por líderes políticos que se basan en el uso de las armas y la imposición de su voluntad para que se cumpla lo que ellos quieren que se haga, oyéndose esta llamada a diario en los diferentes discursos políticos de nuestros líderes, que nos llaman a practicar este principio y afirman que eso es necesario para lograr los cambios.
Por otro lado, se escucha en los contra-revolucionarios o progresistas, que hacen un llamado a que no se atiendan a esos ideales de los revolucionarios, pero que salgamos a luchar para que se respeten nuestras libertades, es decir se llama actuar de la misma manera pero de una forma menos directa y ¿qué produce esto en nuestra sociedad?, produce enfrentamientos armados en las calles, dando la vida los simpatizantes de ambos discursos, pero sin ver que los líderes los acompañen en dichos enfrentamientos.

Dussel con sus tesis propone que se dé una transformación, en la cual no se necesitan armas; sino que solo se necesita de la voluntad de querer aceptar y reconocer las debilidades de las diferentes posturas proponiendo la transformación por encima de la reforma, ya que una transformación puede ser parcial o en muy pocos casos total, mientras que las reformas pretende demostrar un cambio, y lo que se busca es perpetuarse una institución o movimiento particular en el poder, dejando a un lado la búsqueda del progreso para todos. En la mayoría de los países de Latinoamérica, se han propuesto reformas a las constituciones o las leyes, y los resultados de estas reformas son la petición de más tiempo para gobernar, mayor libertad de acción para los que dirigen al Estado; acomodando así todo para llegar fácilmente al socialismo.

Luis Gustavo Zambrano

(Bohemio del XXI)

domingo, 8 de septiembre de 2013

PLATÓN (427 a.C - 347 a.C)

Estar considerado entre los grandes clásicos del pensamiento es un orgullo para mí, soy Platón: el de ancha espalda; viví en Atenas, en la gran cuna de la civilización de Occidente, soy discípulo de Sócrates, quien ya se dio a conocer en este block, y a su vez, soy maestro del gran Aristóteles; pertenecí a una familia de aristócratas griegos, por lo que mi pensamiento se ve influenciado de gran manera por la política o sea el orden de la sociedad, este punto casi me causa la muerte por pretender instaurar en Sicilia y en Ciracusa mi visión del Estado ideal.
Un aporte del que me siento orgulloso, es el haber organizado la Academia: centro donde se buscaba estudiar todo el conocimiento en conjunto, aunque al irse desarrollando este estudio fueron naciendo especializaciones tales como: la lógica, la ética y la física, entre otras. Esta institución existió durante más de 8 siglos, hasta que el emperador Justiniano I, la clausuro al pensar que las escuelas paganas atentaban contra el cristianismo.
Junto al más sabio de los maestros, Sócrates, me convencí de que habían realidades cognoscibles, permanentes y me di cuenta que no pertenecían al orden de lo sensible, que es lo que se encuentra en el ámbito de lo que siempre deviene y nunca es, sino que pertenece a la naturaleza de lo inteligible, es decir de donde se encuentran las Ideas.
En este mundo de las Ideas, considero que los entes del mundo sensible son imperfectos y deficientes, y son un reflejo que participan de otros entes perfectos y a su vez, autónomos que son las Ideas, las cuales poseen un carácter ontológico muy superior siendo el mundo sensible unas pálidas copias de las Ideas. Cada Idea, es al mismo tiempo única e inmutable, mientras las copias del mundo sensible son múltiples y cambiantes, como afirmo en mi obra de la República.
A mi entender, la única forma de acceder a la realidad inteligible es mediante la razón y el entendimiento, por tanto el papel de los sentidos queda relegado y los considero engañosos; originándome esto la necesidad de plantear que en el hombre es da una dualidad de cuerpo (perteneciente a lo sensible) y del alma (ligado al mundo de las Ideas). Yo considero, que el alma se constituye por tres virtudes muy unidas a los diferentes componentes de la misma, siendo presentada de la siguiente manera: la sabiduría en la razón, la fortaleza en el ánimo y la templanza ante los apetitos.
Desde estas tres características del alma, me permito realizar la división de las clases en la Sociedad, que a su vez es donde se alcanza la plenitud de la existencia humana en la práctica de la política, donde los filósofos son quienes han de gobernar y organizar a la polis, la virtud que les corresponde es la sabiduría; los guerreros son los dispensadores del orden y de la defensa, bajo la virtud de la fortaleza; y el pueblo encargado de las actividades productivas, caracterizados por la virtud de la templanza. Siendo la verdadera justicia lograda de forma colectiva, al momento que cada individuo se integre plena y afanosamente en el papel que le corresponde, a la vez que subordinen sus intereses a los del Estado ideal. Siendo aun en la actualidad, esta clasificación tomada por las diferentes formas de gobierno, aunque en la práctica no se cumpla y nadie cumpla su papel verdaderamente.
Considero que la mejor forma de gobierno es la aristocracia, es el gobierno ideal, aunque no descarto la timocracia (basada en el honor y las propiedades que posee), la oligarquía, la tiranía y la democracia, aunque de esta última soy contrario.
El método o la manera de expresar mi pensamiento y mis enseñanzas, que he compartido anteriormente, es el diálogo donde en su gran mayoría Sócrates es el personaje principal que direcciona los debates filosóficos con distintos interlocutores, donde con esos interlocutores entretejen y desarrollan el tema propuesto o la formulación presentada, a veces pero en pocas ocasiones uso los monólogos como medio de transmisión de conocimientos.
Como anécdota, certifico como real a la denominada isla pérdida de la Atlántida, ya que en mis obras de Timeo y de Critias, uso la expresión griega “alethinos logos” que es igual a “historia que era verdadera” al hablar sobre ella, por tanto no es una fabula o mito.
Para concluir, les dejaré una analogía que encierra mi postulado: “el cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento las riendas; y los sentidos los caballos”

Luis Gustavo Zambrano

(Bohemio del XXI)

domingo, 1 de septiembre de 2013

LA MITOLOGÍA DE LOS ÚLTIMOS 6 SIGLOS


 Desde la culminación de la Edad Media, a finales del siglo XV, la humanidad se ha encontrado inmersa en tres momentos bien definidos; cada uno de estos momentos tienen sus propias particularidades, las cuales se pueden explicar desde cuatro figuras de la mitología griega, que guardan en su respectivo mito las cualidades más características de cada momento vivido en los últimos seis siglos. Dichas figuras son: Prometeo, Sísifo, Narciso y Edipo.
 Ante lo expuesto, lógicamente nacerá la siguiente pregunta: ¿Por qué analizar el periodo postdogmatico, postreligioso, desde la perspectiva de seres mitológicos?, y se responde aclarando que estas personificaciones en momento alguno son deidades, sino seres que se burlan de los dioses olímpicos y por ende, cada uno pago la consecuencia de su atrevimiento, la cual le hace encajar en cada uno de los momentos que se presentaran en este ensayo.
 Para algunos, la Edad Moderna nace en 1492 con el llamado descubrimiento de América, que no es otra cosa que un inicio sangriento de una nueva época desde la tragedia humana, algo que es muy característico para clasificar las etapas de la Humanidad desde el sufrimiento. Tal cual Prometeo, los primeros pensadores de la Época moderna, le robaron el fuego a los dioses del Medioevo y se lo entregan a la razón, comenzando actuar esta alejada de la religión y de las creencias dogmáticas. El proceso que se comienza a dar esta descrito muy acordemente desde el mito de Prometeo.
 Prometeo, es un titán considerado el amigo de los mortales. Es quien roba el fuego, el arte y la sabiduría a los dioses y los reparte entre los seres humanos. A su vez, es quien realiza el primer engaño a Zeus, ya que cuando se organiza el primer sacrificio a Zeus oculta bajo la provocativa grasa del sacrificio los huesos y en otro montón coloca la carne, Zeus escogería lo que comerían los dioses y cae en el engañado de escoger la provocativa grasa, quedando a los seres humanos la carne. Por este acontecimiento, Zeus ardiente de ira le quita el fuego a los seres humanos, a lo que Prometeo de nuevo roba el fuego y se lo da a la humanidad.
 Prometeo, es condenado a estar atado a una piedra y a que un águila al final del día lo visitara y le comiese el hígado, constituyendo esto un castigo eterno, hasta que Hespérides paso por donde estaba el condenado y mato al águila.
 En Prometeo se personifica el nacimiento de la edad Moderna, ya que el no tener ningún miedo a los dioses le permite ser capaz de ridiculizarlos con su perspicacia, permitiendo al ser humano de tener el control de la luz, de la sabiduría y del arte, procurando a la humanidad de una visión muy lejana de lo que son los dioses y de dejar todo a la voluntad de seres que no eran capaces de comprender la existencia de la humanidad. Ese mismo proceso, es el que ocurre en la época moderna los pensadores de ese periodo comienzan a formular teorías, ciencia y conocimiento desde la razón humana, dejando poco a poco de lado lo que profesaba la religión como verdad absoluta. Se hacen dueños del fuego, de la sabiduría y ya pueden comenzar a formular teorías y hurtadillas que burlasen los dioses y de los religiosos que los seguían. El fuego no es otra cosa que la razón humana, por medio de la cual se ilumina la obscuridad de las creencias en seres inanimados que desde la ficción obscurecen el pensar del ser humano. Al igual que Prometeo, algunos de los que se robaron ese fuego fueron condenados y castigados a la hoguera, pero que han sido luego rescatados, y restituido el lugar de iluminadores de la zozobra medieval que había ensombrecido a la humanidad, así se da ese primer momento, el de liberarse con sacrificio de la neblina tan espesa que embrutecía y ensombrecía la razón humana.
 Como en todo proceso histórico, se encuentran los retardatarios, en este caso de la razón que se han ido dando en diferentes momentos de los ocho siglos, dichos retardatarios anhelan regresar al tiempo del Medioevo; los existencialistas, en algún momento han marcado esta tendencia, que se enmarca en la figura de Sísifo.
 Sísifo; el castigo que recibe este rey, fue el de subir una piedra durante toda la eternidad por una montaña empinada, pero al momento de llegar a cierto punto dicha piedra vuelve rodar hacia el abismo, esto lo ha de realizar en el inframundo sin jamás morir. Este castigo le fue infringido, porque al momento de morir pidió a la esposa que realizara un sacrificio a los muertos para que le permitieran regresar a Corintio, su patria, luego de que regreso no quiso volver al inframundo, hasta que fue llevado a la fuerza por Hermes; y la tortuosidad del castigo, es por salir y contar lo que pasaba en el inframundo. Posee entre la mitología la fama de ser el hombre más astuto y sabio.
 De la misma manera que Sísifo que engaña a las creencias, así son estos retardatarios que buscan fortalecerse en las corrientes que van naciendo y se identifican con ellas, pero a la hora de formular y dar el todo por el movimiento que apoyan, se dejan llevar las viejas añoranzas y buscan el regresar a un pasado, que según ellos, más glorioso y reciben como castigo el tener que cargar el peso de su pasado, el cual deben traer al presente, pero que al final los hace regresar y tener que replantearse todo; casos famosos no faltan, Kant, por ejemplo, cuanto ya fundamentaba su crítica de la razón pura cae llevado por los perjuicios religiosos, a proponer un elemento de la moralidad que desbarata su sistema y lo vende al cristianismo al final. Siendo marcado al igual que Sísifo, que al no querer morir a sus creencias anteriores, se ven arrastrados a ser condenados a cargar infinitamente la piedra de su falta de autenticidad a la hora de pensar. Poseen la astucia y la sabiduría necesaria, pero no son capaces de divorciarse de las creencias, haciéndolos con esto caer en la persecución de una piedra, que jamás les permitirá alcanzar la cima del conocimiento.
Y el último momento, se caracteriza por dos personajes míticos, que juntos enmarcan la gran diversidad de este último lapso histórico, estos son: Narciso y Edipo.
 Narciso, por su extraordinaria belleza se daba a la tarea de rechazar y desolar a todas las pretendientes, de manera tal, que es el causante que la ninfa Eco se confinará en una cueva hasta morir, por el desprecio de su amor. Su castigo fue el de enamorarse de su propio reflejo y morir al tratar de besarse, este castigo es impuesto por Némesis (diosa de la venganza).
 Edipo, su vida se ve marcado por un oráculo, el cual precisaba que mataría a su padre que era el rey, cosa que él desconocía, y mata a su padre el rey, y luego de vencer al Esfinge con sus acertijos, es nombrado rey casándose con su madre, ignorando ambos esta relación, al momento de conocer el oráculo y lo que había hecho decide sacarse los ojos.
 Estos dos personajes, identifican abiertamente el momento histórico de la condición postmoderna, ya que encierran en su vida la despreocupación de las consecuencias de sus actos, el vivir como la vida les permite y sin respetar las condiciones que las costumbres y tradiciones le plantean; ya no viven en relación de pensar y no actuar, sino que viven lo que sienten. En Narciso, es la despreocupación por la desventura de quienes se le acercan, así como de lo que sienten y piensan, es el reflejo de esta condición que busca el goce, el sentir y el disfrutar la vida y cuanto hay en ella, no son ajenos a ese castigo sufrido por éste, y llevan ese amor propio hasta el extremo de independizarse de todo lo que los rodea, fundamentando el relativismo y el todo vale, que toman al límite la libertad sexual y del apasionamiento sobre su propio cuerpo y su disfrute. Todo esto, muy de la mano de la realidad que viven
 En Edipo, el tener relaciones carnales con su madre, aunque se da por desconocimiento, está muy unido a Narciso al ser ramas del mimo árbol. En éste, se busca el poder, el placer y el tener lo del otro sin ningún miramiento, teniendo como punto nefasto el desearse a sí mismo y como punto favorable el sentir y el vivir como se siente.
 Viendo estas tres realidades, estos últimos seis siglos tienen la particularidad de ir de la mano. Con lo prometeico, se logro que la Humanidad, es decir el individuo racional valga por encima de las creencias religiosas, en lo “sisífico” que el retornar a la superada obscuridad medieval procura síntomas de pérdida de identidad, dando el resultado de una viva detrás de una piedra que se empuja; y en lo Edipico y Narcisista, que orientar la vida desde los sentimientos y el placer, es la mejor manera para educar la razón alcanzada por lo prometeico, pero que se encuentra con lo “sisífico” y se descarrila de la finalidad.
 En los primeros momentos ya las bases se asentaron, pero en el último momento es donde hace falta una orientación de pensamiento para encarrilar los placeres a la razón, y lograr que la vida sea la orientación de los placeres a la razón y vivir como se siente y piensa.
Luis Gustavo Zambrano

(Bohemio del XXI)